África Baeta es una de las caras más reconocibles del espectro mediático vasco. Y se lo ha ganado a pulso. La pasión que transmite por su profesión traspasa las pantallas y la convierte en algo más que una presentadora de informativos. Su manera de hacer periodismo, cercana a la vez que comprometida, la ha llevado tanto a entrevistar a los personajes más importantes de la actualidad, como a presentar algún que otro programa de entretenimiento. Su profesionalidad está constatada, resistiendo incluso a un cambio de signo en el gobierno de la televisión pública. Es profesora en la Universidad de Navarra, la misma en la que estudió periodismo, tras abandonar, para quedarse, su Barcelona natal. Por un día, cambió las tradicionales paredes de la universidad pamplonesa por la renovada Facultad de Comunicación y CC.SS. de la UPV/EHU, para acercar su historia personal y profesional a los alumnos de último curso de Periodismo. Su fórmula: humildad, pasión, ilusión y constancia.
UGARTE SAIZ, Jon Eneko
Los alumnos abarrotaban el aula donde África, con su soltura habitual, comenzó a contar su experiencia vital, como ejemplo de éxito en el mundo de la comunicación. La humildad que transmite a la hora de contar su historia, choca con su presencia, imponente en las distancias cortas. Seguramente por las tablas que le han dado sus años de trabajo. Explicó cómo decidió cursar sus estudios en la Universidad de Navarra, por el ambiente convulso que se vivía en el ámbito universitario de su Barcelona natal. En ese momento desempolvó el primero de sus consejos: "Os tenéis que marcar un objetivo y luchar por él, agotando todas las posibilidades antes de rendiros". Su amiga y compañera Emma García es un buen ejemplo de lo que quería decir con esto. Se conocieron en la universidad, y las dos coincidieron en la televisión local de Pamplona. "Ella tenía muy claro que quería ir a Madrid, y enviaba a las productoras de allí todos los trabajos que realizaba aquí. La constancia en torno a lo que quería la ha llevado donde está".
Después de relatar su experiencia en el casting de ETB que le ha llevado a presentar el Teleberri en diferentes franjas durante nueve años, quiso contar cómo vive su día a día desde el estudio de televisión: "Estar en plató te limita mucho, aunque tiene la parte positiva, porque te puedes empapar de todas las noticias. Yo personalmente llamo a los corresponsales antes del directo y me intereso por sus historias". Esta manera de hacer las cosas la lleva en su ADN. Así, entiende que el periodismo "ha de ser una forma de vida, una pasión" -afirmaba- "es una profesión en la que, si te quieres quedar, tienes que darlo todo. La historia no acaba cuando se apagan los focos, porque entonces, algo falla".
Además de estos consejos, quiso trasladar a los asistentes la necesidad de "tener empatía por los temas que se tratan. El periodista no puede estar ajeno a las historias, pero siempre manteniendo un equilibrio, con distancia y objetividad". Fue más allá, al afirmar que el periodista "tiene que ser algo más que correcto, poner un punto de diferenciación, de originalidad, dar su toque personal, pero siempre con humildad". Llegó a definir al periodista como un "vendedor de noticias", de manera que la impronta personal toma una gran importancia a la hora de "contar historias, para que lleguen al espectador".
Cuando tenía al público ganado, abrió su discurso a una ronda de preguntas, en la que los estudiantes pudieron saciar su curiosidad sobre las rutinas de una periodista del calado de África, que volvió a demostrar su cercanía haciéndose fotos con los alumnos, y dejando un buen sabor de boca y una buena inyección de energía positiva para los futuros periodistas, ante un panorama que, después de su charla, pintaba un poco menos negro.
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